José María Arguedas a través de sus cartas | Gabriela Núñez

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Gabriela Núñez
José María Arguedas a través de sus cartas
Pakarina

Páginas: 240
Precio: 80.0
ISBN: 9786124731075

l libro que nos ocupa hoy es pionero, en tanto estudia el corpus íntegro de las cartas de Arguedas, deteniéndose en dos temas apasionantes: la conciencia de oficio de un autor enamorado de su patria plural, y las manifestaciones de la pulsión que late como el motor de su obra y a la vez detona sus cúspides: el afecto. Núñez Murillo parte de las premisas que, de algún modo, el epistolario de Arguedas forma parte de su corpus literario, no solo por su frecuente vuelo poético, su intensidad emotiva y el potente núcleo semántico de la niñez que comparten, sino porque en el Arguedas construye su propia imagen a la vez que describe su mundo. Estos dos temas, esenciales en sus cartas, nos evocan la sabia sentencia de ortega y Gasset, "Yo soy yo y mi circunstancia", y constituye el meollo del libro que nos ocupa. El primero es fascinante, pues revela a Arguedas en busca de un espejo que le devuelva su rostro. Y ese espejo no es otro que su epistolario. Las imágenes se suceden, convertidas en autorretratos que va develando Núñez Murillo. Y se inauguran con lo que hoy reconocemos como el pilar de su escritura: su imagen como wakcha o huérfano andino, forastero y desposeído de bienes afectos, que recorre todas obra, desde «Los ríos profundos» y El sueño del pongo hasta «El zorro de arriba y el zorro de abajo». El niño rechazado por su madrastra cuenta como convierte su dolor en un amor inmenso por los indios, a los que nombra en quechua como runas. Y recuerda que dormía en la cocina en la falda de doña Cayetana, y contemplada a los trabajadores de la hacienda, Felipe Maywa y Victor Pusa, como a una especie de árboles misteriosamente protectores. Estos autorretratos de Arguedas culminan en su mesiánica personificación de la nación, para emplear la atinada frase de nuestra autora. Y lo sitúan como heredero de la tradición de autores que fueron proclamados como bardos nacionales, desde Dante y Cervantes, hasta Goethe, Walter Scott y Walt Whitman. El pensamiento fronterizo de Arguedas (la frase es de Walter Mignolo), propone una nueva versión de la noción de otredad, al llamar barbarie al maltrato recibido por su madrasta y las crueldades violentas de su hermanastro. Desde tiempos coloniales dicha palabra se empleó para nombrar a los indígenas de América, pero en su epistolario, Arguedas, la resignifica para calificar el abuso sufrido por estos en manos de los hacendados blancos. Al hacerlo, se identifica como andino.